Debido a la aparición de Bitcoin en 2009 y la llegada de las criptomonedas nuevas, los bancos se han visto ante retos que desconocían, ya que su forma de trabajo centralizada no les permite llegar a la eficiencia de estos nuevos tipos de activos.
Al comparar el sistema centralizado de los bancos con la infraestructura P2P (relaciones directas entre pares) del bitcoin y las criptomonedas, se puede observar claramente como contrastan la una con la otra en base al almacenamiento de la información.
En el caso de los bancos, la información de las transacciones de sus usuarios se almacenan en un gran libro contable situado en los servidores centrales de cada banco; sin embargo, dicho libro contable de las transacciones de las criptomonedas se distribuye en cada nodo de la red.
Así, los usuarios de billeteras de criptomonedas no sólo tienen acceso a su saldo y su historial de transacciones, sino que también pueden ver dicho historial de otras billeteras en el momento que deseen. En cambio, los usuarios de un banco tienen capacidad para acceder a los movimientos de su cuenta a veces en un plazo limitado a los últimos tres meses.
El beneficio que más destaca de las criptomonedas, si lo comparamos con los bancos, es su rapidez de pagos y transferencias, relacionado con la descentralización. Sus pagos se reducen a transferencias de códigos digitales de una billetera a otra, asegurando la transferencia gracias a la criptografía del diseño de la red.
En cambio, para realizar los bancos a través de un banco se debe tener en cuenta el tipo de cliente destinatario, ya que si pertenece al mismo banco, la transferencia es inmediata; sin embargo, si es cliente de otro banco, suele tardar un día laboral, y si es un viernes por la tarde, hasta el lunes no le llegaría la transferencia.
En el caso de las criptomonedas, además de que el pago es inmediato independientemente del día de la semana, no existen las fronteras geográficas, siempre y cuando haya Internet en ambos lugares. Esto ha llevado a la pérdida de clientes familiares a los bancos, ya que una transferencia bancaria internacional supone un coste adicional y un plazo de varios días para que se concrete.
Además de su disponibilidad de información y su autonomía en las transacciones, las criptomonedas permiten a los no bancarizados la opción de manejar sus propias finanzas mediante estos activos, sin importar dónde se encuentre el usuario en ese momento.